martes, 9 de febrero de 2016

DESEOS PARA UN PAÍS POR CONSTRUIR.

 Saramago dijo una vez : “Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran”. Mi deseo es que recuperemos el privilegio de mirar, de ver mas allá de nosotros mismos, de entender, como dice un amigo y compañero, que la patria es la gente, la patria son los nuestros. Dijo también Saramago: “Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”. Por eso, también deseo que recuperemos la memoria, que abramos los ojos casi tanto como la boca y seamos capaces de mirar muy lejos y gritar bien alto, tanto que tiemblen los cimientos de nuestras conciencias, que somos personas, que tenemos derechos y que sin ellos no somos nada. Por eso deseo dejar escritos mis deseos respecto al derecho a la vivienda. El primero: Que se haga realidad el art 47 de la CE “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”. En algunos lugares de nuestro país, ese deseo comienza a ser una realidad. Que llevará tiempo, eso es indudable, pero que si empujamos juntos y lo deseamos con todas nuestras fuerzas, acabará por hacerse realidad. Un paso importante para lograrlo es que quien tenga las riendas de este país, cumpla las resoluciones del TJUE . Ese es nuestro segundo deseo. El TJUE ha repetido por activa y por pasiva que no se cumple la normativa europea en materia de protección al consumidor. Que las buenas prácticas bancarias no necesiten una ley que las ampare y que los posibles beneficiarios sean todos los consumidores, sería un fabuloso tercer deseo. Evitaríamos así las cláusulas abusivas en los contratos que firmamos, las comisiones sin causa, los intereses manipulables y manipulados, los textos farragosos e incomprensibles que , en ocasiones, a nosotros mismos, los abogados, nos cuesta entender. Que fabuloso deseo sería llamar a las cosas por lo que son en realidad. De nada sirve llamar a una ley de segunda oportunidad si ni es oportunidad ni es segunda, pq jamás hubo una primera. Sería un regalo magnífico que el deseo de tener una segunda oportunidad fuera realidad. No como la que hay ahora, en la que no todas las deudas desaparecen: las públicas (Hacienda y la Seguridad Social) seguirán vigentes . Como si los autónomos no hubieran sufrido esta masacre que aún se empeñan en llamar crisis mas que nadie. Ante la situación de desastre social en la que vivimos, la ocurrencia propagandista del Gobierno de elaborar una ley, y denominarla de segunda oportunidad, pensando que el nombre atribuye poderes por si mismo, no supone sino una tomadura de pelo mas a la ciudadanía. Aboca a quien pretenda acogerse a ella a una situación durante años en la que habrá de pedir permiso hasta para respirar a un administrador concursal que no se sabe quien va a pagar, y sin garantía alguna de que vaya a servir para algo, pues hasta pretenden reventar el saber popular saltando por encima de cosas tan evidentes como que si alguien perdona o condona algo (en este caso una deuda), lo hace para siempre. Pues bien, en esta ley no es así, de tal modo que si en algún momento llega a obtener una quita o condonación de parte de su deuda, tal perdón quedará sin efecto si mejora su situación económica. Aquello de “Santa Rita Rita lo que se da no se quita”, pasó a la historia con esta ley que tiene mas trabas en el camino que un camino empedrado. ¡Hasta los refranes nos quieren quitar!. Que se tomen medidas para paliar la pobreza energética. Que nadie tenga que pasar frío por no poder pagar la calefacción. Que nadie tenga que racionar el agua o ir a buscarlo a las fuentes acarreando garrafas para que sus hijos puedan lavarse. Que no se permita que nadie se enriquezca con las desgracias de los demás. Que nadie tenga que vivir a oscuras como si viviésemos en la edad media. Que nadie le ponga precio a aquello que ha de medirse por su valor. La dignidad por encima de todo y de todos. Que se ponga en marcha un programa de alquiler social. Que no nos vuelvan a engañar haciéndonos creer que somos lo que no somos. Que no nos numeren cómo al ganado. Que no nos digan a que escalón social pertenecemos, pq sólo hay dos escalones en este mundo: el de los humanos y el de los especuladores. Desde mi experiencia los requisitos para acceder a un alquiler social están excesivamente unificados. Me explico: se considera alquiler social aquél en el que la renta mensual establecida no supera el 30% de los ingresos de la unidad familiar. Y aquí viene el primero de los problemas: ¿qué se considera unidad familiar a estos efectos?. Pues bien, la unidad familiar es la constituida por todas las personas empadronadas en la vivienda. Esto lleva a situaciones verdaderamente sangrantes. Es habitual que en esta crisis-estafa-masacre tan prolongada en el tiempo, los miembros de una familia, en el sentido mas amplio posible, se hayan visto afectados de una u otra forma por la pérdida del trabajo o la dificultad para encontrarlo, por la imposibilidad sobrevenida de acceder a viviendas en alquiler o la falta de recursos para mantenerlos, y ello haya provocado una reagrupación familiar, en el sentido mas doloroso. Las familias: padres, hijos, hermanos, nietos, han acabado en muchos casos agrupados bajo un mismo techo, de tal manera que con limitadísimos recursos “sobreviven” apoyándose los unos en los otros. En esa situación, considerar todos los ingresos de los miembros de esa familia a la hora de determinar cual es el 30%, parece cuanto menos injusto. Por ejemplo, 1500 euros, tomados en abstracto, puede parecer un ingreso alto; pero si entramos en el análisis del núcleo familiar, y resulta que viven 9 o 10 personas bajo un mismo techo, que algunos son niños, que otros son ancianos, que hay enfermedades, minusvalías, que muchos tienen otras deudas derivadas de su situación anterior al reagrupamiento, etc.… nos damos cuenta de lo injusto de la situación. No es lo mismo 1500 euros para dos personas sin problemas que 1500 euros para una familia amplia, que está llevando a cabo una labor que correspondería al Estado: proporcionar un techo a sus miembros. Estas circunstancias no son tenidas en cuenta por la ley, que debería contemplar distintos porcentajes de la renta de alquiler en función de la situación y miembros de la unidad familiar, o del concepto de unidad familiar que han construido a estos efectos. Que se acabe con la especulación y que ésta no se ampare por los poderes públicos. Desde que toda esta sangría comenzó, siempre he tenido claro que la verdadera solución no se daba desde los poderes públicos pq no era un negocio rentable para quienes verdaderamente gobiernan este país. La vivienda es un producto de negocio y especulación, cuando debería ser un derecho fundamental. Y lo es, pero como todo en la vida, como todo lo que merece la pena, hay que luchar para alcanzarlo. A mi entender, y llevo planteándolo así a todos los interlocutores con los que tenemos contacto en nuestro trabajo de asesoramiento, la verdadera solución es LA QUITA. ¿Qué es una quita?. Pues no es mas que una reducción de la deuda hasta dejarla en niveles asumibles y acordes con la realidad del mercado y de la situación económica. Es evidente para todos que la causa de los desahucios está en la situación económica provocada por la especulación. Si no hay trabajo no hay ingresos; sin ingresos no hay posibilidad de pagar las deudas; las viviendas bajan de precio y es imposible venderlas y con su producto saldar la deuda…. Resultado, el banco se queda la vivienda ante la falta de compradores, y la familia se queda sin un techo. ¿No sería mas fácil acomodar la deuda a la capacidad de desembolso de las familias y permitir así que continúen pagando su casa y teniendo un techo donde cobijarse?. ¿No sería mas fácil destinar las ayudas del Estado a las familias en lugar de a los bancos?. ¿De verdad conviene al Estado y a los bancos crear una bolsa de población tan enorme al margen de la sociedad, alejada para siempre de cualquier posibilidad de integración, en situación de vulnerabilidad o incluso de extrema pobreza?. Pues bien, todo apunta a que el verdadero interés de los poderes públicos es crear una nueva clase, la clase de los esclavos, a los que durante años se hizo creer que eran clase media, a los que se utilizó para inflar una burbuja cuyo pinchazo, y que no nos engañen, beneficia a los mismos que la crearon. Eran conocedores de que tarde o temprano todo lo que sube baja, y por eso aprovecharon al límite las posibilidades que se les brindaban: * titulizaron hipotecas, consiguiendo así obtener un beneficio inmediato al vender participaciones de los fondos constituidos con esas hipotecas titulizadas a inversores que buscaban un plus de rentabilidad. * creaban así dinero a partir de los títulos, y sacaban de su contabilidad esas hipotecas, dejando así hueco para conceder mas hipotecas, que volvían a titulizar, creando una espiral sin fin que finalmente explotó. * y que hicieron entonces, vender los créditos que les estaban dando problemas a fondos de inversión llamados fondos buitre , y que como su nombre indica, acuden a sacar bocado de la miseria para seguir lucrándose a costa de los ciudadanos, que siguen sin importar nada a un sistema que necesita continuamente alimento para mantenerse. * ¿y por cuanto venden o ceden esos créditos?, pues con descuentos sobre la deuda que compran del 80 o 90%, de tal manera que, por poner un ejemplo, una deuda de 100.000 euros puede ser vendida por unos 10.000, consiguiendo así la entidad bancaria sanear su balance, y el fondo obtener una rentabilidad que no roza sino que sobrepasa lo moralmente admisible, ya que, no olvidemos, el fondo seguirá reclamando al afectado la deuda que ha comprado. Lógicamente, estos sí, están dispuestos a realizar quitas, pq aunque perdonen 50.000, estarán multiplicando por cinco su inversión. Si los poderes públicos estuvieran de verdad interesados en solucionar el problema de la vivienda, pondrían coto a tales desmanes, y antes de permitir tales cesiones a estos fondos buitre, exigirían que previamente se ofreciese a las familias la posibilidad de continuar con su casa y su deuda aplicando esos mismos descuentos. La descarga en gasto social para el Estado sería tremenda, pero claro, para eso el Estado ha de estar interesado realmente en hacer realidad la redistribución de la riqueza. Es evidente, como dije antes, que es mas rentable generar una bolsa de ciudadanos dispuestos a trabajar a precio de esclavo, sin derechos laborales y sin posibilidad de rechazar ante la disyuntiva de eso o nada. Elijan ustedes mismos su papel en esta historia: esclavos o seres humanos con dignidad, con memoria, con responsabilidad. 

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